Desde hace varios meses teniamos un cviaje programado a venecia de jueves a lunes con buenos horarios ya que la llegada la tenia a las 13h pero nada se puede programar ya que por motivos que no tenemos claros el vuelo llegó con cuatro horas de retraso, aunque ¿qué sería de un viaje sin algo de estrés logístico? Aterrizamos en Venecia a las 17:00, cansadas y con ganas de empezar por fin la aventura. Tras hacer una cola larguísima para el vaporetto Alilaguna hacia Rialto —más de una hora de espera entre frío y ráfagas de aire—, ya estábamos en modo supervivencia.
Aun así, el trayecto en barco nos regaló las primeras vistas de la ciudad flotante: fachadas que se reflejan en el agua, góndolas deslizándose despacio y esa luz que solo Venecia tiene al atardecer, tras 40 min llegamos a nuestro alojamiento, el B&B San Firmino Canal View, fue todo un hallazgo. Un antiguo palacio veneciano restaurado con mimo, con suelos antiguos, techos altos y una atmósfera que nos conquistó desde el primer momento. Nos recibió Lorenzo, encantador, que no solo nos dio la bienvenida, sino que nos ofreció una pequeña visita guiada por el edificio y nos contó su historia con detalle y pasión. La habitación superó nuestras expectativas: en realidad eran dos espacios unidos, amplios, con decoración vintage cuidada y un encanto difícil de describir.
Aprovechando una tregua en la lluvia, salimos a pasear por la ciudad.Foto debajo el hotel
Tuvimos tiempo justo para cruzar el Puente de Rialto, caminar por la Plaza San Marcos y hacer algunas fotos antes de que la tormenta volviera con fuerza.
Relámpagos, truenos, el sonido del agua chocando en los canales… Venecia también tiene sus días dramáticos.
Puente Rialto desde el puente los suspiros
Cuando ya empezó a llover con fuerza nos refugiamos en Ristorante Pizzeria Centrale, pequeña y acogedora, donde compartimos una pizza funghi y otra de prosciutto con burrata y un buen vino Sauvignon. Nada como una cena caliente mientras fuera cae el diluvio.
Venecia nos recibió con retraso, tormenta y un poquito de caos. Pero también con historia, belleza y un palacio convertido en hogar por unos días. Un comienzo imperfecto, sí, pero inolvidable.
Espero que os haya gustado, hasta el siguiente post que os contare que hicimos el segundo día.
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